

Jorge Elisio Pérez, de 75 años, enviado a la cárcel.Angheda Lissethe Contreras Guaca, Q.E.P.D.
Jorge Elisio Pérez, de 75 años, no aceptó haber matado a la mujer de 27 años con un arma blanca, ni haberlo propinado 12 puñaladas.
Jorge Elisio Pérez, de 75 años, fue enviado a la cárcel por el juez segundo penal municipal, con funciones de control de garantías de Calarcá, tras ser acusado por la Fiscalía Primera Especializada de asesinar con un arma blanca a Angheda Lissethe Contreras Guaca, de 27 años, hecho ocurrido en el barrio Balcones de la Villa de ese municipio el pasado lunes 18 de abril.
Sin embargo, este hombre no aceptó la imputación de la fiscal que encaminó la investigación por feminicidio.
Las pruebas, explicadas por la funcionaria, fueron contundentes para el juez, ya que mostraron la inferencia razonable de participación de Pérez en el crimen y sustentaban por qué este hombre representaba un peligro para la sociedad en caso de seguir en libertad.
El asedio obsesivo
La Fiscalía dijo que Pérez empezó a acosar sexualmente a Contreras Guaca desde hacía 3 meses cuando la miraba de manera morbosa, hacía gestos con su lengua y manos, expresiones que atacaban la moralidad de la dama.
La autoridad aseguró que, según la manifestación de la madre de los hijos de este adulto mayor, la obsesión del sujeto fue tal que vivía pendiente de cada uno de los movimientos de Angheda Lissethe.
“Como las fincas que quedan en el barrio colindan, el supuesto feminicida residía en frente de la casa de la víctima a quien, no solo morboseaba, sino que también vigilaba cada uno de sus movimientos y hasta usaba un banquito para poder subirse y mirar a distancia desde su vivienda el momento en que la joven llegaba a su casa”, dijo la fiscal.
Y Añadió: “Pérez buscaba a Angheda Lissethe en un café donde ella trabajaba en la plaza de Bolívar de Calarcá, cuando ella se dedicaba a las labores de agricultura con su papá, el sujeto ingresaba sin permiso a supuestamente para ayudarla”.”.
La fiscal relató también que el adulto mayor ingresaba de manera clandestina al cuarto de la víctima y muchas veces era encontrado en horas de la madrugada en la casa de la familia Contreras Guaca y se justificaba diciendo que, como buen vecino, iba a mirar qué pasaba porque había escuchado sonidos extraños.
La autoridad también dio a conocer el testimonio de la hermana de la víctima, quien aseguró que el hombre veía a su ser querido con morbo y dirigiendo fijamente sus ojos a las partes íntimas de Angheda Lissethe.
El día de los hechos, dijo la Fiscalía, Pérez abordó a Contreras Guaca para decirle que le pagaba el día de trabajo a cambio de que estuviera, sexualmente, con ella, a lo que la dama respondió que la respetara, que no era una prostituta y, según una testigo, el adulto mayor se le abalanzó, la tiró al piso y allí le produjo 12 heridas con arma blanca en diferentes partes de su cuerpo, pero una de ellas con sevicia porque le abrió el abdomen.
En audiencias se supo que la testigo pidió auxilio y le gritaba al investigado que parara, que no hiciera eso, pero, al parecer, él seguía hasta el punto en que tuvo que huir cuando vio a la comunidad que salió a ayudar a la víctima. Los vecinos le causaron varias heridas y, si no es por la Policía, también hubiera muerto por el linchamiento.
En sus últimos minutos de vida, Angheda Lissethe alcanzó a decir quién la mató: “Yo le decía, don Jorge no, don Jorge no, pero él no escuchó y me dañó, me dañó”, le expresó Contreras Guaca a la amiga que la llevó hasta el hospital La Misericordia.
La defensa
La defensa del procesado se opuso a la medida de aseguramiento, manifestando que este hombre era una persona de 75 años y que si era enviado a la prisión le serían vulnerados sus derechos como adulto mayor y, además, con su estado de salud que todavía lo tiene en el hospital.
También argumentó que no se cometió un feminicidio, sino un homicidio, originado en un hecho de intolerancia, en la incapacidad de los involucrados a la hora de resolver sus conflictos, no obstante, para el juez fue más lógica la carga probatoria de la fiscal y dictó la medida de aseguramiento: cárcel.
la crónica del Quindío